Hablar sobre un Enfoque Holístico de la Salud y la Enfermedad es antes que nada hablar sobre un enfoque creado por la Dra. Adriana Schnake, psiquiatra y psicoterapeuta chilena, que conjuga la psicoterapia y la medicina en una síntesis destinada a conectarnos con la capacidad autosanadora  de nuestro organismo.

Es un enfoque que nos conecta además con la exploración de nuestra personalidad y carácter mediante la guía de un órgano que se ha hecho presente… o de algún síntoma manifestado.

El concepto de Autorregulación Organísmica es tal vez el concepto más importante para entender este enfoque.

Según los principios gestálticos, el ser humano posee homeostasis, o adaptación tanto interna, como al medio externo, y frente a un desequilibrio, el organismo posee una sabiduría propia, y sabe cómo regularse:

«El organismo sano acomete con toda sus potencialidades hacia la gratificación de sus necesidades más destacadas. Apenas una necesidad se completa y concluye, ésta retrocede al fondo y permite que emerja hasta el primer plano, la que ahora se ha vuelto más importante. Este es el principio de la Autorregulación organísmica».

Perls

Los organismos vivos llevan en sí una especie de «deseo“, una tendencia innata a estructurarse, a diferenciarse del ambiente y a crecer. En una palabra, un mandato  a ser.

La autorregulación organísmica es el principal mecanismo del organismo para mantener la homeostasis y por tanto para diferenciarse del resto del campo, y por ende,  mantenerse con  vida.

Mantener la vida es sinónimo de mantener la salud, por tanto la capacidad de autorregulación organísmica lleva también a la mantención de la salud.

Lo vivo quiere vivir, a esto se refiere la tendencia de los organismos vivos a mantener su estructura.

Esta percepción de las necesidades implica que el organismo tiene una conciencia.

Se habla de Conciencia Organísmica: El organismo SABE, lo que necesita, lo que es bueno para su mantención.

El organismo sano es aquel capaz de usar adecuadamente su capacidad de autorregulación.

El organismo enfermo es aquel que ha perdido su capacidad de regulación organísmica.

“..En un enfoque tradicionalista, desde que se enferma una persona, la mirada se dirige al sitio del dolor o del defecto, y hay que lanzarse a buscar “al que sabe”. La persona cree que tiene que ponerse en manos de otro: Es un “cuerpo que necesita ser reparado”…”

Adrina Schnake

La persona enferma entrega su cuerpo, su vida, su poder y se transforma en un objeto que entrega para que “reparen” otros, los “especialistas”… , no tomando ninguna conciencia de su  participación tanto en lo que le está ocurriendo, o peor aún, en su posible mejoría.

La persona se encuentra completamente dividida: por una parte es una persona que habla y se queja, por otra parte está “eso”, eso raro que la aqueja, la enfermedad, que lo ataca, la enemiga de la que hay que deshacerse lo más rápido posible… Incluso si un terapeuta en ésos momentos intenta conectarla con su vida y afectos y desafectos, tal vez la persona lo escuche, y  aunque tome en cuenta algunas cosas,  finalmente  solo está centrada en que “eso” pase…

Entonces el especialista que como sea su formación, medico, psicólogo, alópata u homeópata, coincidirá en que no quiere que esa persona siga sufriendo, se aboca a la tarea de quitarle todo síntoma o dolor, para que “eso” pase… Como a un niño pequeño, sin intentar ver por qué está ocurriendo lo que está ocurriendo, que significado puede tener esto para la persona.

Al respecto,  Adriana Schnake manifiesta:

“La persona enferma ya no es dueña ni siquiera de su propio cuerpo. Más que de los médicos o de la medicina, ha quedado presa del discurso médico y lo que habla por ella, es su cuadro clínico.  Los terapeutas o psicólogos, al hacer su aporte a la comprensión de la enfermedad, se acercan al enfermo absolutamente insertos en el mismo discurso médico, buscando o agregando otras etiologías.  La enfermedad  es la que reina y el “experto explora al que no sabe…” Nuestro interés entonces en esto, no es proponer una “medicina alternativa”, sino  de invitar a todo tipo de medicina o psicoterapia, ya sea tradicional o alternativa, a tener un nuevo Enfoque:

El “Enfoque Holístico de la Salud y Enfermedad”, en donde “la primera tarea es mostrar a la persona que la enfermedad o síntomas no son nuestros enemigos, sino que afortunadamente han aparecido para darnos un mensaje, para conectarnos con aspectos esenciales de lo que significa ser humano.”

Adriana Schnake

Se trata  de entender el mensaje de la enfermedad y la conexión que ésta tiene con nosotros.

Se parte de la idea de que no hay casualidad en la afección o síntoma de un órgano… se calcula que generalmente en las funciones o características del órgano afectado está la clave del mensaje… usualmente el sujeto rechaza, niega o sobreestima en sí mismo, características o funciones de ese órgano en particular.

En este enfoque se asume al propio organismo como un gran maestro, a los órganos como maestros dignos de ser vistos y escuchados… el órgano sintomático está captando nuestra atención y es para algo… existe en la enfermedad UN MENSAJE DE EXISTENCIA PARA QUIEN LA PADECE.  No es una propuesta curativa, no pretende sanar sino entender el sentido de la enfermedad, que el paciente se conozca más a sí mismo a través de su cuerpo y sus síntomas, que tome responsabilidad y vea a la enfermedad como algo propio, importante, con sentido de ser… no como enemigo al que solo que se quiere eliminar y no escuchar. Este Enfoque en resumen trata de:

• Devolverle a la persona su calidad de ser humano, mirándola no por partes sino como una totalidad.
• Entregarle al ser humano los conocimientos que han venido de él mismo, para que reconozca su propia estructura y capacidad de sanación.
• Entender la enfermedad como un acto de “Detención Total”, que permite parar lo cotidiano para asomarnos  a una realidad diferente.
• Entender que “cuidar la salud” no es “luchar” contra nada, ni aún contra las enfermedades. Es conocer lo que somos y aceptar límites y posibilidades…
• Este  Enfoque en definitiva también pretende ayudar a detener al ser humano en su escalada de omnipotencia y autosuficiencia en la que se encuentra empeñado.